Los días 16 y 17 de agosto se ha podido disfrutar en el Centro Cívico de Quintanar de dos grandes obras teatrales “Benditas. Todo viene del cielo” y “La Escuela de los Vicios” que han puesto la nota cultural a la Feria y Fiestas de Quintanar.
Desde el Ayuntamiento, cada año, realizan una seria apuesta por la Cultura también en la Feria y Fiestas y que llega a la localidad través del Teatro.
El Centro Cívico abría sí sus puertas a los amantes del teatro que han querido disfrutar de dos grandes obras.
En primer lugar, el martes, 16 de agosto, se ponía en escena “Benditas. Todo viene del cielo” una comedia fuera de órbita con aparición mariana incluida. La obra cuenta la historia de dos pastoras que se encuentran en el campo con sus rebaños tienen o creen tener distintos “altercados” con elementos que surgen del cielo. Una aparición mariana, un avistamiento OVNI o satélites espías son la excusa perfecta para hablar de la humanidad y su futuro, de filosofía, evolución, feminismo o de la guerra fría, pero sobre todo de la vida, la suya, y la del rebaño que les observa, y siempre desde su particular punto de vista.
El contraste entre lo terrenal y lo celeste es el hilo conductor del espectáculo.
Benditas es un delirio entre pulgas y milagros, con el humor y la cercanía como ingredientes fundamentales y una mirada crítica al papel de la mujer en la historia.
Por otro lado, el miércoles 17 de agosto era el turno de la obra “La escuela de los vicios” de Morfeo Teatro. Los discursos más controvertidos de Quevedo. Un espectáculo políticamente incorrecto. Se trata de un montaje basado en las sátiras y discursos políticos del genio del Siglo de Oro. Un concentrado de la mejor insolencia de Quevedo, escritos que en su momento lograron gran éxito, provocando diversas polémicas, entre las que no faltaron acusaciones de obra sediciosa. La obra presenta a un extravagante diablo esperando a dos necios a los que espera cautivar con su “escuela de los vicios”, la única en que los alumnos cobran por aprender. Las titulaciones serán: bachiller en mentir, licenciado en engañar, doctor en robar y catedrático en medrar. Los dos necios, tras una inicial reticencia al ver que es el diablo quien imparte las clases, se meten de lleno en el aprendizaje por el generoso acuerdo propuesto, consiguiendo excelentes resultados, y mucho más allá de sus expectativas, al ser nombrados Ministro y Magistrado respectivamente, aunque el diablo tiene una última y sorprendente enseñanza.
Un decorado contemporáneo, en contraste con un vestuario de época, presenta al diablo con un retablo de máscaras, sobre un suelo de charol negro proyectado al infinito por un gigantesco y viejo espejo de fondo. Para el final del espectáculo baja un gran telón que muestra a los grotescos personajes de las pinturas negras de Goya, fusionando los recién nombrados y conspicuos Ministro y Magistrado con la caricatura mordaz de la España de ese otro gran genio, y que sirve para resaltar la cáustica crítica de Quevedo a la corrupción de los gobernantes de su tiempo, y como no, como evidente reflejo de nuestra historia reciente.
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